Fragmento tomado del libro “manifiesto abierto a la estupidez humana” de Ezzio Flavio Bazzo
¡Ora ... Ora ...! ¡Yo te entiendo POPULACHO!
Te entiendo aun cuando tu quieres mutilarme, cuando no te conformas con mi paso, ni con mi postura, ¡ni con mi voz! No tienes culpa de eso y tan lejos estas de toda existencia real que no hay forma ni ley que te pueda ejecutar. Ejecutarte sería crimen, absolutismo, no entender nada de tu posición milenaria y tan poco envidiable. Tienes razón, motivos e ignorancia suficiente para verme como me ves. ¡Tienes secretos e insensibilidad bastante para invertir mis actos, corromper mis sueños y para acusarme de cosas que sólo los iguales a ti pueden hacer! Tu vida fue siempre débil, tu cuerpo siempre enfermo, ¡tus pensamientos siempre llenos de chouvinismo! Nunca estuviste más allá de tu casa, de tu fría oficina, de tu iglesia y de tu grupo neurótico de amigos o de mujeres sumisas, esclavas tuyas, dependientes y reproductoras que jamás pudieron tomar una posición delante de una servidumbre tan desgraciada. Nunca visitaste una prisión, una cárcel o un sanatorio de viejos y por eso, no sabes nada de ti, ni tampoco de aquellos que pagan por ti con la vida. Nunca pensaste en la prostitución de las mujeres de la calle y de tu propia mujer, y siempre estás listo para hacer más y más prostitutas, sin saber que serás la víctima de tus propios crímenes. ¡Nunca te permitiste una palabra a un mendigo fantaseado de llagas o de sangre y eres siempre tú! ¡Siempre tu, Populacho, en tu porte de macho-doméstico, con ropas de la moda pagadas en prestaciones absurdas! Siempre tu, (embarcado) en tu sonrisa plástica y siempre rebajándote a superiores o a quien va a recomendarte mañana. Nunca observaste a la naturaleza en tu vuelta, ni nunca tuviste la osadía de dudar, investigar y renegar a valores que esclavizan y refrenan a millares de seres como tu. Nunca respetaste verdaderamente a una mujer y, cuando juras que lo haces, es porque tomas desinterés por respeto.
PACO
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